Recorriendo el río Asón

E
l río Asón nace en el Parque Natural Collados del Asón en las estribaciones de Portillo de la Sía y de Los Tornos, tiene lugar en un paisaje espectacular, descendiendo el agua en una cascada intermitente (Cailagua), con vertical caída, desde una altura de casi 70 m. Se puede ver desde una carretera que salva la altitud, serpenteando en su frente, y que, con el río, se adentra en una estrecha garganta, en el valle del municipio de Soba.




El río Asón es el eje fluvial que vertebra el Valle del Asón. Sus aguas bañan los municipios de Soba, Arredondo, Ruesga, Ramales, Rasines, Ampuero, Limpias y Colindres. Conforma un rico espacio natural cuyo valor ecológico reconocen las distintas declaraciones de zona LIC (Lugar de Interés Comunitario), zona ZEPA (Zona de Especial Protección para las Aves), la reserva de las Marismas de Santoña en su desembocadura, o el Parque de los Collados del Asón, que afecta al tramo superior del río.


El Río Asón, llamado "Sauga" por los romanos, es, sin lugar a dudas, el centro de la vida del valle. Siempre fue una fuente de vida para sus ribereños.
El Asón siempre suministró el agua; para uso doméstico, para el ganado, para la tierra, para la producción de energía, para el ocio y por supuesto proporcionó alimento: salmón, trucha y anguilas. Sin embargo todo esto está desapareciendo hoy en día gracias a la multitud de actuaciones humanas que participan en la degradación de este recurso (planes hidrográficos, vertidos de residuos, escasas depuradoras, etc.) Además, el Asón soporta una sobreexplotación adicional debido a la cercanía de importantes núcleos turísticos que, en la temporada estival, aumentan desmesuradamente su población y, por tanto, su demanda de agua.





Aún asi a pesar de este proceso de degradación que sufren nuestros ecosistemas fluviales, no solo en el río Asón sino en buena parte de los ríos de la Peninsula Ibérica, aún se puede disfrutar de sus riberas y de sus esquivas especies pescables.




Derivando mi mosca en el río Asón.
Grandes extensiones cubiertas de verdes praderas, la humedad que viaja con la bruma, el aroma que desprende la campiña en las puertas de la primavera, la transparencia del aire, cuando la vista se pierde por las bellas y sinuosas aguas del río.
El río parece triste, mudo, más su seno esta lleno de vida de color y llena mi cuerpo de sosiego, solo la música del viento y los graznidos de los cuervos rompen el denso silencio que barre el lugar.


Voy saltando por las frías y solemnes piedras, grandes historiadoras de la memoria del río, voy como flotando en el sueño de un hombre, el río es como un ser impredecible que tan pronto enciende hogueras como se muere de frío.
Mi mosca surca las lentas aguas entre millones de pelusas blancas que sueltan los femeninos chopos, mientras sus ojas entrechocan danzando al aire. En aquel remanso donde la vista se pone con la mirada vacia, un suave remolino estremeció mi cuerpo, poco más alla la diviso, es larga, astuta, lentamente se desplaza y la toma, la caña se enerva y me fundo con esa voz que escuchaba en sueños, ya oigo los pasos que me unen a la voz del río.
Un Saludo.