viernes, 9 de mayo de 2008

Primaveral Saja

Música opcional "Anastasia"
L
as prisas, el trabajo, la vorágine de esta vida que algunos denominan moderna, que intenta consumirnos lentamente, y al final de éste estrecho pasillo un atisbo de luz, una sonrisa complice esbozada.. Por fin llega el día de relax..el día de pesca.
Y es que no se vosotros, pero este año pocas de mis moscas han visto el agua, y segun van pasando dias, uno se va calentando por no alcanzar a vislumbrar cuando podrá dejar de lado los quehaceres que rigen nuestra cotidiana rutina.
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Tras un par de horas de coche, donde uno apenas se da cuenta del transcurso del tiempo, si este va acompañado de un paisaje que obliga continuamente de desviar la mirada voy llegando a mi destino. Un explendido río Saja se descubre ante mi, al que hacía tiempo no dedicaba a pisar sus riberas y sondear sus posturas.

El ritual comienza antes del disfraz, la cabeza busca dar un breve paseo desde los altos, sondea el caudal y obliga a la vista tratando descubrir esa trucha remolona que asoma la nariz en busca de un insecto, muestra evidente que permite que un adicto de la pesca en superficie, vea recompensado ese impulso irrefrenable de anudar un atajo de pelos y plumas sin peso.
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Hoy voy sólo y mientras voy descendiendo, pienso como afrontaré cada corriente y cada pozo que pasan a mi lado, recuerdo de aventuras pasadas y predicciones de acciones futuras, cargan de ilusión y fragancia un magnífico entorno primaveral.

La linea vuela, y la mosca se posa ingrávida, un fugaz martin pescador cruza, mientras la linea deriva lentamente debajo de aquel aliso. El fragor verde de la vegetación y el espejo natural del río lo funden todo y mi mente se pierde bajo una dulce melodia natural. Un breve y parsimonioso aro hace desaparecer mi imitación, y el agua estalla en mil añicos quebrantando ese embriagador sueño en el que me veia inmerso, sé que estas indómitas criaturas visten cara su captura y con sus piruetas aereas me brinda un brillante espectaculo. Poco a poco va cediendo y un puñado de musculos y sorprendentes colores reposan ante mi anhelando esa para mi obligada y tan necesaria libertad.
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Las horas parecen minutos, voy ascendiendo lentamente, los peces se van sucediendo, algunas acabaron en mis manos, otras se quedaron en el camino, las más eludieron ardizmente mis engaños y huyeron como alma que lleva el diablo y entre rato y rato descanso sobre una piedra miro a mi alrededor y disfruto de lo que veo, la verdad lo echaba de menos.
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Atisbando cada lamina de agua, casi sin darme cuenta voy buscando las aguas lentas, esas tablas de agua lenta, donde las truchas se situan apenas unos milímetros debajo de la capa superficial.. para esporádicamente romper la superficie y capturar algún esbozo de insecto. El pozo que tengo ante mí tiene cuatro truchas comiendo, y más arriba en su cabecera veo al menos otras tres paseando sus bocas fuera de su medio. Las dos truchas más cercanas las tengo a unos doce metros no debo acercarme más,las ondas, la transparencia del agua delataria mi presencia, las observo durante un rato, apenas vuela algun dipterillo y veo que no mantienen postura van buscando por el agua pequeñas criaturas.
Un falso lance y el pequeño betido se situa a un metro de la trucha mas cercana, la inexistente corriente la acerca dentro de su ventana, la trucha la sigue a escasos milimetros para trás unos breves momentos de unísona danza desecharla dejandola pasar. Espero unos instantes y se la vuelvo a colocar, las ráfagas de aire molestan pero el lance es preciso, la ve pero esta vez la ignora, cambio la mosca y disminuyo el tamaño de hilo y anzuelo, esta vez si... la trucha emboca y rompe la quietud de la tabla recompensando el ego del pescador.
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Las truchas han desaparecido, aún quedan las de la cabecera pero me resigno a no sacar más partido de la postura, aprovecho el momento para buscar un hueco más arriba y hacer la estatua, se que al final acabarán asomando y no me equivoco, al poco rato aparece un "plop" en la orilla vecina...

El sol va abandonando, y la linea sigue surcando en pos de los aros concentricos, algunas de ellas ya no delatan temor parecen burlarse comiendo al lado de mi imitación, las menos sucumben al engaño, pero el pescador no desespera ha sido pescado de nuevo por la magia embriagadora que rodea al río...

Salud.

6 comentarios:

Unknown dijo...

Estupenda entrada y bonitas truchas, el poder disfrutar de esos momentos hace olvidar toda la rutina diaria.
Saludos

Josiño dijo...

Pues aún te queda lejos el río. Aunque mirando a sus moradores y su entorno, merece la pena.
Me gusta mucho la narración.
Sigue así Gaizka.
Saludos.

Anónimo dijo...

Yo estudiando, bajo una montaña de libros y vos pescando... jajaja!!!

Que cruel que esta vida.

Muy buena salida.

euli dijo...

Enhorabuena Gaizka!!!
Buenas truchas y mejor narracion asi da gusto ver y leer.
un abrazo!!!

farioreo dijo...

Bonito relato gaizca.Pues..hasta el 16 de junio que pesco Rudaguera no mojo una mosca.A proposito,esa foto del saja por la carrtera etc es cerca de Eucieda por encima del parque de santa lucia?saludos.

Gaizka dijo...

Gracias a todos.

Alberto..
la foto es desde debajo del puente de Golbardo.