miércoles, 12 de octubre de 2011

Influencia de las variaciones de caudal sobre la trucha común.

Hace dos años terminaba mi artículo en la publicación "Pesca de la trucha", León 1990, con una llamada a los pescadores para que acudieran al río a pescar y no a por pescado. La llamada precedió a la Resolución de la Junta de Castilla y León prohibiendo la comercialización de la trucha común por decreto 159/1990 de 30 de julio. En un país como el nuestro, en el que la prolijidad del legislador es manifiesta, las normas e imposiciones no suelen ser bien acogidas. Sin embargo me consta que esta sí, aunque me gustaría que la norma no viniera a sustituir la asunción deportiva de mi reclamo. Estas disposiciones no tendrán una verdadera efectividad si no se acompañan de semejantes actuaciones administrativas en Comunidades Autónomas limítrofes y hacia donde sólo hay que recorrer una corta distancia para poder encontrar puntos de venta y consumo de trucha leonesa y castellana. Pienso que el pescador deportivo sigue con generosidad esa conducta, que otorga Izaac Walton a su personaje Piscator hace más de trescientos años, reproduzco un párrafo de "El Perfecto Pescador de Caña": ¡Dios os ayude, buena mujer! Vengo de pescar y me dirijo al mesón de Albur para dormir: he cogido más pescado del que necesitamos mi amigo y yo y quiero regalaros a vos y a vuestra hija éste, porque no acostumbro a vender ninguno. Para los suspicaces aclararé que el número de capturas del personaje era dos. Pero vamos al tema que me propongo desarrollar en este artículo. En el transcurso del pasado año ha entrado en servicio un nuevo embalse, el de Riaño, siendo motivo de preocupación para los pescadores como afectará el régimen de desembalses y aprovechamiento a las poblaciones de peces y a la práctica de la pesca en el río Esla. La mayoría se quejan de las bruscas sueltas de agua, que parecen recordar la antigua práctica de ¡agua va!, pero ¿Cómo influyen estas variaciones de caudal sobre lo peces y en particular sobre la trucha? Podemos referirnos a dos casos diferentes. En uno de ellos, aun existiendo caudal suficiente, un aumento brusco del mismo puede provocar cambios en las poblaciones de peces. Holcik, ictiólogo checoslovaco, ha estudiado con detenimiento el problema de la respuesta de los peces a una velocidad determinada de corriente; establece que el rango en que un pez determinado puede mantener su lugar en una corriente se halla entre dos velocidades de la misma. Una denominada velocidad de corriente umbral, que es la mínima a la que los peces reaccionan a la corriente y la velocidad de corriente crítica, que es la máxima corriente que pueden vencer antes de ser arrastrados aguas abajo. Al momento en que una población de peces se ve arrastrada por la corriente le denomina ictioderiva y depende de la especie y tamaño del pez. Considerables crecidas y avenidas continuadas pueden eliminar totalmente una población de peces de un río determinado. Pero si la variación no es suficientemente perturbadora para producir estos efectos sobre las poblaciones, sí puede serlo para su pesca, que debe esperar hasta la estabilización de los primeros momentos. En ese espacio de tiempo el pescador puede aprovechar para cambiar el señuelo, pues la trucha pasará a darse bien sobre "mosquitos" que imiten los insectos terrestres sobre los que se lanzará, ya que busca esas presas, que el río le trae arrebatadas a las orillas. La influencia sobre los parámetros físico-químicos, tiene un reflejo claro en la temperatura, con descensos bruscos de la misma debido a aguas frías de la profundidad de los embalses en verano, por efecto de la estratificación térmica, lo cual afectará al desarrollo de los alevines y truchas jóvenes, disminuyendo su crecimiento; es más, si las variaciones fuesen extremas, favoreciendo la acción de agentes patógenos. En otros casos se ocasionan mortandades por drenaje de aguas anóxicas, como la sucedida hace unos años en el embalse de Valparaíso, o bien por arrastres de lodos depositados en los fondos de los cauces afectados por vertidos. La alimentación también puede verse afectada por los arrastres, disminuyendo la densidad de macroinvertebrados del fondo o modificando su composición y disponibilidad para los peces; así individuos poco y mal alimentados, ofrecerán pocas garantías de dar una descendencia adecuada. Las variaciones de nivel son en extremo perjudiciales en el período reproductivo, ya que obligan a las truchas a depositar la puesta en lugares poco aptos, destruyen frezaderos colmatándolos con sedimentos o dejándolos en seco, por lo cual se registran pérdidas importantes en el reclutamiento de la población. Como ejemplo de lo anterior hablaremos de lo que sucede en nuestros ríos. La reproducción de la trucha transcurre entre diciembre y febrero, incluso marzo. La trucha deposita unos huevos que tardarán en eclosionar entre 110 y 60 días (dependiendo de la temperatura del agua, hasta acumular de 380 a 460 grados). La mayoría de los alevines nacen entre mediados de febrero y finales de marzo, dado que las frezas más tempranas reciben menos grados día que las mas tardías que ya gozan de aguas menos frías, con lo que la eclosión de ambas es próxima. Después hay que esperar de 35 a 25 días para la reabsorción de la vesícula. Así pues de diciembre a abril existe peligro para el éxito reproductivo y cualquier variación importante de caudal es catastrófica. Por otra parte, si el caudal es insuficiente, la acción tóxica de los contaminantes se incrementa por ausencia de dilución adecuada de los mismos. Otro factor derivado es el aumento de la temperatura y el asociado descenso del oxígeno, que tanto requiere la trucha por su alto metabolismo. Una influencia clara sobre las mismas poblaciones de peces se manifiesta en la desaparición de zonas y tramos en los que poco antes dominaba; esto acarrea una modificación de los llamados "puestos" de la trucha o también micro-reparto. La trucha común se distribuye en el medio de forma desigual según su tamaño; así truchas pequeñas suelen ocupar rabiones y tablas someras, en tanto que truchas grandes lo hacen en los pozos y aguas profundas. La reducción de la lámina de agua provoca un desplazamiento de ejemplares hacia los pozos, donde un aumento de población hace descender el oxígeno ya escaso y aumentar los compuestos amónicos con el consiguiente riesgo. Un efecto derivado de lo anterior, ha sido estudiado por nuestro equipo de investigación en un río de la Reserva Nacional de Ancares. En dos estaciones de muestreo se realizaron controles de productividad truchera en otoño, primavera y verano de la pasada temporada. Observamos que las densidades de otoño y primavera se acercaban a 0,10 truchas por metro cuadrado, en tanto que en verano las cifras se disparaban hasta 0,34 a 0,43 truchas por metro cuadrado. La superficie del cauce a la que referir la cantidad calculada de peces es diferente según la estación del año. Para evitar esa influencia recalculamos las densidades tomando la superficie máxima observada en el año. Pese a todo las densidades de verano corregidas eran como poco del doble o triple del otoño. A este efecto de concentración le denominamos efecto refugio. Sin duda las truchas se refugiaban en los mejores lugares huyendo de aguas someras, que pese a tener buenas condiciones, las deja más expuestas a depredadores; también buscan las sombras y las aguas frescas y ambas son escasas. Pero si se ha seguido una discusión sobre efectos negativos, no es más que para dar una idea de lo perjudicial de las variaciones de caudal, que si son naturales tienen sus ritmos, pero si lo provoca el hombre no encuentra efecto corrector. Por eso es imprescindible -y así lo contempla la legislación sobre Evaluación del Impacto Ambiental-, la disposición de medidas correctoras y un programa de vigilancia ambiental, que incluya la propuesta de un modelo de caudales ecológicos adaptados al río regulado en cuestión, teniendo en cuenta lo expuesto anteriormente. Casos graves se han producido el último verano y es nuestro propósito colaborar con las Instituciones para que no se produzcan en el próximo estío, aportando nuestra modesta experiencia y nuestras limitaciones, que uno, aunque no pesque, admira el arte del pescador y la sagacidad de la trucha. Así lo hace el ya citado Izaak Walton en la "Canción del Pescador de Caña", también perteneciente a "El Perfecto Pescador de Caña", libro que animo a leer a mis amigos pescadores, así como el otro "La Trucha" de Frost y Brown, traducido por el hermano de la pesca con caña, Luis Sáenz de la Calzada, a quien recuerdo en su dedicatoria cada vez que releo mi primer libro sobre la reina del río. Termino con dos estrofas de la referida "Canción del Pescador de Caña": Yo no siento deseos de pescar en los mares: me gustan más los ríos que alejan mis pesares, cuyas corrientes puras y tranquilas contemplo, y procuro en la vida imitar ese ejemplo; con amigos y extraños cumpliendo mi deber, y lamentando culpas que pude cometer. Y cuando al pescar veo que, como fascinada, la asustadiza trucha sale tras la carnada, pienso que cuán mezquinas son, a veces, las cosas que cautivan y prenden a gentes codiciosas. Y si no muerde el cebo, alabo la prudencia del que no se deslumbra tras la vana apariencia. Así que a relajarse y no enfadarse, pues quiero pensar que si no se dan, es porque las truchas no son tontas, y no porque no las haya. Autor: J. Carlos Pena Fuente: Ecoticias.com http://www.ecoticias.com/naturaleza/53836/noticias-informacion-medio-ambiente-medioambiente-medioambiental-ambiental-contaminacion-climatico--ecologia-sostenible-co2-energias-renovables-eolica-solar-termosolar-eficiencia-energetica-hibridos-electricos-biocombustibles-biomasa-residuos-reciclaje-alimentos-biodiversidad-naturaleza-fauna-flora-forestal-ecosistema-oceano-marm-tierra-planeta-agricultura-pnuma

2 comentarios:

Josiño dijo...

Ciertamente es un tema importante el que tratas. Y aquí también tenemos el problema de las minicentrales, que cortan y arrasan tramos de río. al antojo de cuando se turbina el agua.
Son muchos los impedimentos que se le ponen a la trucha y a otros peces, pero también es cierto que en algunos lugares, se va mirando por el interés de los ríos y se acomenten medidas necesarias para mejorar y preservar lo existente.
Enfin, que espero que alguna autoridad lea este artículo y haga acopio de sabiduría para llevar a cabo nuevas actuaciones.
Saludos

Moscaluri dijo...

Pues vaya, después de leer detenidamente el artículo y ver que me resultaba interesante, finalmente leo el nombre del autor y resulta ser uno de mis profesores.

Creo que es importante leer bien este pequeño articulo para entender algunas cosas.

Gracias por el artículo y un saludo