Con Jorge por el Arnauri

Música opcional " Santana"
E
ste sábado por la mañana nos acercamos unos cuantos amigos de la sociedad a las inmediaciones del río Arnauri.., La verdad es que últimamente ando más que un poco liadillo, aquellos que frecuentáis el blog sabéis que está un poco parco en entradas.. De igual manera ando pobre en salidas de pesca, prácticamente este año no he mojado la línea aunque todo llega, la senda de la temporada es alargada.
Al grano, el día amaneció triste, amenazando lluvia, denominador común de una semana en la que hemos sido bendecidos por el agua que tanta falta hace en algunas comunidades.

Busqué con la mirada a Jorge allí donde siempre nos citamos, la media sonrisa delata cierta decepción intuimos que el río bajará alto, tal vez impescable, aun así no aminora la moral, la perspectiva de un buen desayuno con caras amigas reconforta.


Cada uno en su coche a través de carreteras llenas de recuerdos, alto y tomado nos guia el nervión en buena parte del trayecto. Al llegar a destino, saludos y sonrisas nos reciben en la entrada del pueblo, ha habido suerte el aprendiz de río está alto y turbio pero es pescable.
Tras desayunar al calor de gratas conversaciones, los doce integrantes de esta expedición nos distribuimos en el albor del río. Un río al que creo conocer bien, ha sido morada de bonitas tardes primaverales, donde el candor de la soledad rellena ese hueco que dejan las prisas y el ajetreo de la ciudad. Dentro de sus más de 8km pescables, la mayoría eligen su parte más superior, el caudal y la turbidez es menor debido al aporte de pequeños regueros de montaña, en su tracto medio-bajo. Jorge no lo ha pescado nunca y decidimos aunar bártulos en mi coche, según vamos ascendiendo decidimos que los pozos de los tramos medios a pesar de su turbidez pueden ser buena opción y hacia allí nos dirigimos. Una vez avistado el pozo que tenemos debajo nos cambiamos lentamente, solo pescaremos hasta la hora de la comida, pero aun así no hay prisa, el día esta frío y se divisan resquicios de nieve en la montaña. A punto de partir aparece el vigilante a requerirnos la documentación, nos dice que este año casi no se ha pescado debido a las riadas y observamos conjuntamente el espléndido bosque galería que nos rodea.

No sin cuidado descendemos al cauce del Arnauri, es un poco traicionero esta conformado de grandes placas de pizarra revestidas de un fino musgo en buena parte de su recorrido y más de una vez han dado mis huesos en su lecho. El tramo esta encajonado, ideal para pescar una única persona, esta es una pesca divertida en la que se va charlando y alternando posturas. Jorge va a la polaca, sondeando a esa trucha brava y oportunista que se oculta tras las piedras, yo voy detrás con una caña de 6 pies y una ninfa a medias aguas, se que las truchas están muy abajo pero mi cabezonería se niega a no volar la línea en busca de aquel rincón.


Mi compañero va ascendiendo yo me quedo buen rato atrás charlando con un amigo al que hace tiempo no veía, cuando llego a su altura ya lleva una, el se para a exhalar un cigarro mientras yo sondeo otro pocito, aun con el cigarro en la boca le oigo llamarme, ya tiene otra y parece buena, la trucha esta bien sujeta, lucha tratando de rozar hilo en las afiladas piedras y cabecea buscando liberarse del engaño, poco a poco va cediendo camino a la sacadera. Observamos instantáneamente su espléndida belleza para rápidamente restituirla a su medio. Las sabidas confelicitaciones y retornamos aguas arriba el día se ha abierto y luce el sol, empiezan a emerger algún betido y de vez en cuando algún esporádico pardon, el río esta majestuoso y a momentos parece aclarar. Nuestras ninfas danzan en bonitas posturas sin fruto, decidimos ir saltando tramos buscando los pozos más querenciosos, las truchas no responden pero perderse en los márgenes merece sin duda cada paso dado. Llegando a un cortado retrocedemos para salir del estrecho cauce, la mañana va pasando y pensamos rematarla en una zona inferior donde sé que hay unos pozos muy bonitos. Según vamos bajando le indico a mi compañero donde suelen estar y que tramos pescar, nos separamos y me dirijo era abajo, a un buen pozo de aguas calmadas, al segundo lance mi línea se para.., levanto mi caña, a pesar de derivar a medias aguas aquello no se mueve, acabo de clavar un vestigio de árbol, seguramente condenado en este atípico invierno. Me siento en la hierba el día ha sido aciago para mi, pero no importa, miro alrededor y sonrío aquí junto al río soy feliz, no pido más. Camino en pos de mi compañero me alegra que se le haya dado bien, ha capturado dos truchas más, una de ellas de buen porte y es hora de dejarlo, felicitaciones por su buen hacer y al coche.


Mientras nos cambiamos nos encontramos con dos amigos, comentan que muy pocas se han sacado.. Entre bromas y anécdotas nos despedimos, vamos alejando el murmullo del agua, hoy como siempre, el escenario y los amigos rubrican un final feliz.

Saludos.